Wang Yali todavía quería viajar en el coche de Li Qianfan, pero después de que él la fulminara con la mirada, no tuvo más remedio que marcharse obedientemente.
Así que ahora, solo quedaron Wu Xiaoling, Li Qianfan y Chen Pingping.
Al ver que Wu Xiaoling todavía estaba allí, Li Qianfan sintió un profundo dolor de cabeza comenzando.
La piel de esta mujer era realmente demasiado gruesa, completamente falta de cualquier tipo de conciencia de sí misma.
—Wu Xiaoling, simplemente toma un taxi para ir a casa tú sola, no voy a llevarte —dijo Li Qianfan.
Wu Xiaoling enseguida puso una mirada lastimera y dijo:
—Director Li, como una mujer que ha bebido bastante, tomar un taxi es tan peligroso... ¿Por qué no me llevas a casa tú mismo?
—Estoy realmente ocupado —dijo Li Qianfan.
—Pero Director Li, claramente dijiste que llevarías a Chen Pingping a casa. ¿Qué problema hay en dejarme en el camino? —se quejó Wu Xiaoling.
Li Qianfan enfatizó su punto: