—Ve a hacerle compañía a Lin Jingying en la habitación de al lado. Ella se va mañana. Pasa una noche más con ella —dijo Liu Ruyan.
—No estás bromeando, ¿verdad? —Li Qianfan miró a Liu Ruyan sorprendido.
—¿Parezco estar bromeando? Fue Lin Jingying quien me lo suplicó. Dijo que ustedes dos podrían no volver a encontrarse en el futuro. Me sentí conmovida y accedí a su petición —respondió Liu Ruyan.
—Entonces yo...
Li Qianfan dudó, observando cuidadosamente la expresión de Liu Ruyan.
—¡Ve ahora! —exclamó Liu Ruyan.
Sólo entonces Li Qianfan salió corriendo como el viento hacia la lujosa suite de Lin Jingying. Esa noche, Lin Jingying estaba insaciable, demandando vorazmente una y otra vez, como si nunca pudiera tener suficiente. Ella dejó completamente de lado su orgullo y vergüenza, intentando cualquier cosa y atreviéndose a cualquier posición. Li Qianfan secretamente lo encontraba altamente placentero, mientras que Lin Jingying quedó completamente satisfecha.