—¡Esto solo puede ser beneficioso para mí!
Entonces Zhou Zitong no estaba enojada sino feliz, con una brillante sonrisa en su rostro.
—¿Realmente quieres tomarme como tu discípula? —preguntó Zhou Zitong.
—¿Qué pasa? ¿No eras simplemente reacia hace un momento? —preguntó Li Qianfan, desconcertado.
—Responde mi pregunta primero —dijo Zhou Zitong nuevamente.
—Sí, planeo tomarte como mi discípula. ¿Estás dispuesta a convertirte en mi aprendiz? —preguntó Li Qianfan.
Zhou Zitong asintió con una sonrisa.
—Bien, ahora te reconoceré como mi maestro. De ahora en adelante, soy tu discípula. Debes protegerme y guiarme en mi cultivo.
—No hay problema, pero reconocer a un maestro no se trata solo de palabras. Tienes que realizar la ceremonia adecuada —dijo Li Qianfan con una sonrisa.
Luego Li Qianfan se sentó audazmente en el borde de la cama, señaló el suelo frente a él, y dijo:
—Arrodíllate y haz tres reverencias.