Saliendo de la sede del Grupo Dragón, Ling Feng sintió que se le avecinaba un dolor de cabeza. Despertar la Espada Mo Yu era urgente, pero también había prometido a Liu Tingyu un viaje de diez días a Europa.
—¡Si tan solo pudiera estar en dos lugares a la vez! —dijo Ling Feng con una sonrisa irónica, sacudiendo la cabeza.
Sin embargo, en su corazón, Ling Feng había tomado una decisión. Despertar la Espada Mo Yu era imprescindible, ¡y el viaje a Europa con Liu Tingyu tendría que posponerse!
Cuando Ling Feng llegó a casa, mientras reflexionaba cómo darle la noticia a Liu Tingyu, descubrió que ella ya había regresado y estaba sentada en el sofá de la sala.
—¿Cariño, ya volviste? —preguntó Ling Feng con una sonrisa radiante—. ¿Terminaste toda la entrega de tu trabajo? ¿Cómo va el empacado?
La expresión de Liu Tingyu era de desagrado. Miró a Ling Feng con indiferencia y no habló.