—¿Estás soñando o qué? —Murong Yeyun fue golpeado por la sorpresa y luego procedió a maldecir en voz alta.
Que Murong Qiushui quisiera matarlo, a Murong Yeyun, no era sorprendente en absoluto, pero ¿lo que lo tomó por sorpresa fue que Murong Qiushui realmente quería usar la mano de Murong Xiao para matarlo?
—Murong Qiushui, admito que tal vez me excedí un poco esta vez, pero lo hice por tu bien, temiendo que fueras engañada por algún hombre poco claro. ¿Quieres matarme así como así? Es un poco despiadado, ¿no es así? Después de todo, soy tu primo, ¿y aún quieres involucrar a la familia en luchas internas? Parece que estás profundamente enamorada de Hao Jian —dijo Murong Yeyun con una risa siniestra, su actitud nada menos que hipócrita. La última frase fue, sin duda, una insinuación de que Murong Qiushui preferiría elegir a un extraño en lugar de a su propia familia.
—¡Cierra la boca! —Murong Xiao le espetó a Murong Yeyun, quien entonces se quedó en silencio.