—¿Tú? ¿Quién demonios eres tú? —Liu Laocai clavó la mirada en Hao Jian.
—Jefe Liu, este es Hao Jian —Li Cuihua le susurró unas palabras a Liu Laocai, pareciendo algo indignada.
La cara de Liu Laocai se volvió fría de inmediato, y resopló:
—¿Así que tú eres Hao Jian, eh? Ni siquiera he ido a buscarte, ¿y te atreves a venir a tocar a mi puerta?
Pero Hao Jian no perdió palabras e en su lugar señaló directamente a los dos, diciendo:
—Entréguenlos.
—¿Me dices que los entregue y yo simplemente lo hago? ¿Quién demonios te crees que eres? —Liu Laocai se enfureció hasta reírse por Hao Jian. ¿No era suficiente que Hao Jian lo hubiera lastimado, ahora se atrevía a darle órdenes directamente? ¿Esto era subestimarlo?
—¿Así que estás diciendo que no planeas entregarlos? —Hao Jian preguntó con una mirada aguda en sus ojos.