—¡Jefe! ¡No podemos encontrarlo! ¡Sospechamos que el intruso ya ha salido de nuestra base!
Una hora más tarde, Wales recibió esta noticia perturbadora de su subordinado, y en un ataque de ira, rompió los documentos en su mano en pedazos y gritó enfadado a su subordinado.
—Reúne a todos los miembros en Los Ángeles de inmediato. ¡Esta vez quiero ver quién se atreve a infiltrarse en la base de la Alianza Mercenaria! ¡Mostraré al mundo que, sin importar el tamaño de nuestro bastión, no es algo que la gente común pueda provocar!
—Entrando y saliendo a su antojo, ¡simplemente así no funcionan las cosas en nuestra Alianza Mercenaria!
Wales casi rugió estas palabras. Después de terminar de rugir, aún sentía que no podía ventilar su ira adecuadamente y, con impaciencia, agitó su mano para despedir al subordinado tembloroso.
—Beep beep beep...