—¿Quieres cortarme?
La intención de matar lentamente se difundió hacia afuera, el brillo frío girando en los ojos de Hao Jian. Esa sensación, similar a ser apuntado por una bestia salvaje, surgió repentinamente en el corazón de Xia Yuanlai, haciendo que su semblante palideciera de miedo, sus manos temblaran, sus piernas se sacudieran, un terror indescriptible recorría su cuerpo, y hasta su lengua parecía haber perdido sensibilidad.
—No... no...
La voz aterrorizada tembló al pasar por los labios de Xia Yuanlai.
Y al decir estas palabras, la intención de matar entre el cielo y la tierra se derritió como nieve de primavera, disipiándose rápidamente, dejándolo colapsado en el suelo sin ninguna dignidad, jadeando fuertemente, sus ojos llenos de pánico.