—¡Hermano Haishi!
Esta repentina escena hizo que Liang Fei sintiera como si sus ojos estuvieran a punto de estallar de ira; se lanzó hacia adelante, queriendo salvar a Haishi.
Sin embargo, el cuerpo de Haishi ya estaba destrozado en este momento, con torrentes de sangre brotando de su boca. No importa que Liang Fei fuera solo un doctor, incluso un Inmortal habría estado impotente para ayudar ahora.
—¡Hermano Hai! Aguanta, voy a tratarte ahora mismo —Liang Fei abrazó el cuerpo roto de Haishi y gritó fuertemente mientras estaba a punto de canalizar su Poder Espiritual en él. No obstante, después de toser violentamente varias bocanadas de sangre fresca, Haishi aferró la mano de Liang Fei con dificultad, jadeando:
— Hermano... no hay necesidad...es inútil preocuparse por mí...
—¡Hermano Hai...! —Liang Fei, sosteniendo su mano, todavía gritó fuerte—. ¡Hermano Hai, si tienes algún último deseo, dímelo rápido!