En ese momento, una chispa de inspiración cruzó la mente de Mi Zongqiang.
Recordó.
Hace años, en una cena de inversión municipal, había visto a Zhang Jingjing una vez.
Fue solo que debido a la enorme diferencia en sus estatus, no tuvo oportunidad de hacer contacto cercano y solo la había mirado desde la distancia.
No es de extrañar que le pareciera familiar.
No esperaba que ella... ella fuera en realidad la hija del gobernador.
En un instante, el sudor frío empapó la ropa de Mi Zongqiang, e incluso olvidó el dolor.
¡Acabado!
Esta vez fue definitivamente el fin.
Habiendo ofendido a la hija del gobernador, su Familia Mi estaba condenada.
Después de que Yan Kaining terminara de enseñarle una lección a Mi Zongqiang, tenía la intención de irse.
La cara de Zhou Yu se oscureció, y él avanzó, bloqueando su camino.
—¿Pensando en irte? —preguntó Zhou Yu.
—¿He dado mi consentimiento para que te vayas? —la expresión de Yan Kaining se oscureció.