—La ira del Sr. Yan se encendió.
—Una fría burla brilló en los ojos de Zhou Yu.
—Justo cuando el ataque del Sr. Yan estaba a punto de golpearlo, abrió su boca y soltó un grito atronador.
—¡Rugido!
—La onda sonora impregnada con el poder del Espíritu Primordial del Reino Santo se transformó en un haz, yendo directamente hacia el mar de consciencia del Sr. Yan.
—Atrapado en su ira, el Sr. Yan no esperaba que Zhou Yu tuviera tal truco bajo la manga. Inmediatamente utilizó su fuerza para defenderse, pero subestimó el poder del rugido.
—En un instante, la onda sonora entró en su cerebro, dejando su mente en blanco.
—El Sr. Yan, siendo quien era, logró instintivamente transformar su ofensiva en defensa a pesar del apagón mental, y su fuerza se disparó locamente a su mar de consciencia, tratando de dispersar la onda sonora con todas sus fuerzas.
—En menos de un segundo, había recuperado la claridad.
—Esa reacción fue realmente de primera categoría.