La rendición de Jin Yidao no fue sorprendente. No solo para él mismo, sino que incluso los espectadores se sintieron desanimados al presenciar esta escena. ¡Después de una lucha tan ardua, solo para ver la figura del oponente parpadear y sus heridas sanar, no tiene sentido continuar la pelea! Zhou Yu asintió ligeramente.
—¡Acepto tu concesión! —dijo.