Niu Biao escapó por un pelo de la muerte, su alma aún temblando, enfocó sus ojos para ver quién era, y resultó ser Zhou Yu.
—Tú...
La cara de Niu Biao era una mezcla compleja de emociones, sin saber qué decir.
Zhou Yu lo miró indiferentemente.
—¡Cuando tu fuerza iguale tu arrogancia, entonces podrás actuar con tanta altivez!
Al escuchar esto, la cara de Niu Biao se tornó horrible al instante.
Justo en ese momento, una voz fría resonó.
—Zhou Yu, hemos estado esperándote por mucho tiempo, finalmente apareciste.
Zhou Yu levantó la vista y vio una sombra en la entrada del pueblo. La persona estaba enmascarada, sosteniendo una larga espada, y le daba la espalda a Zhou Yu.
Zhou Yu se rió fríamente.
—Ustedes ratas del Dominio Oscuro, maquinando para atraerme aquí, ahora que estoy aquí, ¿qué pueden hacerme?
Provocada por las burlas de Zhou Yu, la sombra se enfureció.
—Zhou Yu, no serás arrogante por mucho tiempo.