Al escuchar la orden de Nan Tangmu, Jin Wu y Yun Feifei quedaron completamente atónitos.
Por un momento, ambos sospecharon haber escuchado mal.
—¿Qué?
—¿Qué dijiste?
—Ministro, ¿está seguro de esto?
Al ver las expresiones atónitas de la pareja, Nan Tangmu suprimió la emoción que hervía en su pecho y gritó de nuevo:
—¿No escucharon lo que dije?
—¡Arréstenlos de inmediato!
Esta vez, Jin Wu y Yun Feifei lo escucharon claramente.
¡Lo escucharon alto y claro!
En ese instante, sus emociones se dispararon desde las profundidades de la desesperación hasta el pico de la euforia.
Aunque no entendieron por qué Nan Tangmu había cambiado repentinamente su actitud y endurecido su postura, esto era sin duda la orden que habían soñado escuchar.
—¡Sí, Ministro!
El dúo respondió al unísono con emoción e inmediatamente salió corriendo con su gente.
Un minuto después, Jin Wu y Yun Feifei regresaron, arrastrando a Halcón Negro y Qu Hao con ellos.