—¿En serio? Entonces solo esperaré a ver qué tipo de precio quiere que pague el Maestro Zhang —observando los ojos de Zhang Fang, que parecían listos para echar fuego, y sus pasos avanzando hacia él paso a paso, un atisbo de desdén parpadeó en los ojos de Xiao Yi, y la expresión burlona en la esquina de su boca se volvió aún más intensa.
—¡Bang! —Zhang Fang lo había perdido por completo, tan enojado que había perdido completamente la razón. Olvidó pensar que un joven aparentemente sereno, cómo pudo someter a sus guardias de seguridad, cómo se atrevió, y cómo pudo permanecer tan tranquilo y compuesto, tan sin esfuerzo alguno, revelando una expresión tan relajada, e incluso se atrevió a burlarse de él así, en el momento en que se desató su aura completa.
No quería decir otra palabra; el único pensamiento en su mente era lidiar minuciosamente con este chico, aplastar su detestable linda cara de niño y ver si todavía podía sonreír.