Recupera ese día

—Gracias, Aiden, por tu ayuda —dijo Lucio mientras esperaba afuera de la mansión, su mirada fija en el camino de entrada donde el coche de Aiden acababa de entrar.

—Jefe, lo siento —comenzó Aiden, bajando del coche—. Dejé que golpearan a Roderick en el bar. Inclinó la cabeza hacia el asiento del pasajero, donde Roderick estaba sentado, encorvado, con los ojos cerrados.

Lucio miró a su sobrino y suspiró. —Está bien. Gracias por traerlo a casa en una pieza.

Acercándose al lado del pasajero, Lucio abrió la puerta y empujó suavemente a Roderick.

—Tío, ¿qué estás haciendo? —murmuró Roderick de forma somnolienta, abriendo los ojos lentamente.

—Llevándote adentro —respondió Lucio, deslizando un brazo bajo Roderick para ayudarlo a salir del coche.

Una vez dentro de la mansión, Lucio guió a Roderick a su habitación. Ayudó a su sobrino a colapsar en la cama.