—¡Roderick, detente! —Aiden bloqueó su paso mientras se ponía frente a él.
—No entiendo por qué no necesito ir a ninguna parte —dijo Roderick—. Sabes, si tan solo hubieras trabajado de manera inteligente y pensado con astucia, nada de esto habría pasado —murmuró, poniéndole toda la culpa a Aiden por la situación actual de su familia.
—Sé que actué imprudentemente sin verificar nada. Sin embargo, ya estás al tanto de la situación, así que no hagas nada. Quédate en la mansión. Jefe regresará por la noche después de completar su trabajo —afirmó Aiden en un tono educado—. Y trata de apoyar a Layla en este difícil momento. No le añadas más estrés —señaló antes de girar sobre sus talones y salir de su vista.
—Mi padre murió en esta maldita pelea. Y todo lo que tienen que decirme es que deje de quejarme por ello —murmuró entre dientes Roderick y bajó la mano.