La mano de Lucio se deslizó hacia arriba, sus dedos trazando la curva de su cuerpo. Una caricia insinuante al principio, antes de empezar a amasar su carne, extrayendo suaves gemidos entrecortados de sus labios.
Con facilidad, deslizó la última barrera entre ellos. En el momento en que su boca encontró su núcleo, un agudo jadeo se escapó de su garganta. Chispas de placer recorrieron su ser, haciéndola estremecer mientras su lengua trabajaba en conjunto con sus dedos, sumergiéndola más profundamente en el éxtasis.
—¡A-ahh! Mmh... Los gritos de Layla se esparcían por el aire, fluctuando entre sollozos y gemidos, su cuerpo temblaba bajo su tacto.
Vio estrellas en el instante en que la lengua de Lucio rozó su sensible botón, enviando una oleada de placer a través de sus venas.