—Lucio, mira estos adornos hechos a mano —dijo Layla emocionada mientras se detenían frente a la tienda de un vendedor. Sus dedos rozaron las delicadas piezas antes de recoger un llavero y sostenerlo para que él lo viera.
—¿No es hermoso? —preguntó, sus ojos brillando bajo el suave resplandor de las luces del mercado de Navidad. Sin esperar su respuesta, extendió la mano hacia un par de pendientes hechos de pequeños adornos, admirando sus intrincados detalles.
—Estos rosados se verán hermosos en ti —dijo Lucio.
La señora en el puesto les dio el espejo de mano mientras Lucio lo sostenía para Layla. Ella revisó en sus orejas y asintió con la cabeza. —Tienes razón —dijo.
—Nos llevaremos este par y este llavero —le dijo Layla a la señora. Mientras los empaquetaba, Lucio sacó su billetera y pagó por ellos, tomando el pequeño sobre de la señora.
—Gracias —dijo y siguieron adelante.
—Quiero usar el par de pendientes rosados —insistió Layla.