—Por favor, doctor, por favor, fóllame, por favor —suplicó Ann.
Sus manos estaban esposadas debajo de su rodilla, lo que hacía que sus piernas se mantuvieran en el aire.
Marcos observó su coño que estaba completamente abierto para el deleite de sus ojos. Su polla se endureció e intentó liberarse de sus pantalones, pero él trató de suprimir su deseo mientras miraba su entrada húmeda llena de lujuria.
—Por favor tócame, doctor, por favor, tócame ahí abajo, doctor, me duele muchoooooo... —suplicó Ann, trató de tocarse el coño, pero las esposas alrededor de su muñeca se lo impedían.
Marcos sonrió con malicia, caminó hacia la cama donde ella estaba posicionada al borde de la cama y se agachó. Su rostro mirando su coño hinchado, mientras mantenía contacto visual directo con su entrada chorreante.
—Ahhhh... doctor, tócame... tócame, por favor... —suplicó Ann, sintiendo su aliento caliente sobre su coño. Su respiración se aceleró y sus pezones se endurecieron en respuesta. Estaba tan sexualmente excitada que ansiaba que sus dedos la tocaran.
—¿Estás segura de que quieres que te toque? —preguntó Marcos con voz ronca. Eso la hizo estremecerse. Ella arqueó su espalda y cerró los ojos con fuerza.
—Tócame, por favor... tócame... Quiero tus dedos en mi puta mierda, quiero que me folles con esos dedos gruesos tuyos, quiero que me chupes hasta quedar seca, hasta gritar tu nombre —gritó Ann en voz temblorosa. Sus piernas temblaban mientras ansiaba que él desatara su dedo en su coño.
—Tú lo pediste —dijo Marcos, mientras metía dos dedos en su boca, humedeciéndolos con su saliva antes de sacarlos. Usando sus dos dedos, golpeó su coño y produjo un sonido chapoteante a medida que su jugo se escapaba de su entrada.
Ann gritó mientras rizaba los dedos de los pies, con los ojos cerrados, intentó estirar las manos para tocarlo, pero las esposas se lo impedían.
—Por favor, doctor, por favor, fóllame —suplicó Ann, con lágrimas corriendo por el costado de sus ojos.
Él no movió sus manos, las dejó sobre su coño. Presionó su dedo en su coño y su jugo brotó de su entrada.
Ann cerró las manos en un puño mientras gemía más fuerte, abriendo la boca de par en par, comenzando a jadear en busca de aire.
ESTO ES SOLO EL COMIENZO DEL "DOCTOR DEL SEXO (SU SUMISA) 18+".
FLASHBACK DE CÓMO EMPEZÓ.
INTRODUCCIÓN;
Soy Ann Hamburger. Una maníaca del sexo. Quiero decir, me encanta tener sexo. Y soy fanática de los encuentros de una noche.
Mis padres y mi exnovio piensan que estoy maldita, pero mi cuerpo es simplemente muy sensible.
Todo era divertido para mí, pero empecé a pensar que podrían tener razón. Entonces mi mejor amiga, Silver, me presentó a alguien — un doctor del sexo, Marcus Morris. Ella dice que él es mi última esperanza.
Mi pregunta es, ¿realmente estoy maldita? ¿Puede un doctor del sexo ayudarme a dejar de ser una maníaca del sexo?
Bien, pasa las páginas y lee la historia de mi vida.
Las sombras de Ann...