—¿En serio? —preguntó Ann incrédula, levantándose en la cama y recogiendo el vestido antes de ponérselo. Metió la mano en el vestido y acomodó su pecho en el sujetador copa C—. Y tú, ¿qué es lo que quieres para mí? —preguntó al bajar de la cama.
—Quiero deshacerme de tu urgencia sexual Ann —respondió Marcos en un tono persuasivo mientras se levantaba de la cama.
Ann caminó hacia él y se inclinó hasta quedar a solo una pulgada de distancia antes de levantar la cabeza para mirarlo a los ojos—. ¿Y si no quiero deshacerme de ella? —preguntó mientras metía las manos dentro de su paquete, buscando su pene pero él la acalló retrocediendo de ella.
—Vamos, vámonos —Marcos agarró su brazo izquierdo y la sacó de su habitación. Ella estaba seduciéndolo y para evitar que su pequeño hombre creciera tenía que arrastrarla fuera.
—¿Por qué me echas? —preguntó Ann siguiendo a Marcos desde atrás—. He firmado el contrato, ¿qué más? —preguntó.