—En el momento en que él presionó el botón en el control remoto —ella sintió la sensación de zumbido de su tanga vibrando en su coño, lo que enviaba oleadas de placer vívido corriendo hacia sus extremidades. Ella miró a Marcos una vez más y la expresión diabólica en su rostro le hizo darse cuenta de la razón por la que le había dicho que se pusiera la ropa interior. No era solo una tanga, sino bragas vibradoras. Él le hizo ponérselas para tomar control sobre ella, de modo que ella pudiera contarle la verdad sobre su vida pasada o tal vez cómo se convirtió en adicta al sexo.
—Ana comprimió los labios e intentó contener el gemido mientras la velocidad del vibrador se intensificaba. Su rostro se calentó de vergüenza mientras apretaba los muslos fuertemente uno contra el otro para suprimir la vibración, pero fue inútil ya que seguía empeorando.