El despertador sonó a lo lejos, tan fuerte que a Ann le costó seguir durmiendo y por eso extendió la mano hacia él en la mesita de noche y golpeó el botón de repetición de alarma. Se quejó y se subió la manta para cubrirse la cara inmediatamente el duro reflejo del sol se proyectó hacia ella en la cama.
—Despierta Ann —Silver le lanzó una almohada después de haber corrido las cortinas y luego le arrancó la manta del cuerpo.
Ann entrecerró los ojos al sentarse apoyada en la suave almohada detrás de ella y se frotó los ojos hasta que recuperó la vista a causa del sol antes de mirar a un lado y ver a Silver, sacando sus equipajes del armario. Estaba sorprendida porque había pensado que Silver bromeaba anoche cuando dijo que iba a dejar este lugar con ella y al ver esto se dio cuenta de que Silver hablaba en serio.