ELLA ES MI ESPOSA

Ann despertó cuando inhaló el olor del pollo frito con gofres. Eso le revolvió el estómago, haciéndole recordar que no había comido desde ayer.

—Buenos días, Ann —saludó Marcos al abrir la puerta y entrar con una bandeja de comida—. ¿Dormiste bien? —Marcos preguntó y Ann le regaló una sonrisa asintiendo con la cabeza. Él colocó la bandeja en su regazo y le dio un suave beso en la cabeza.

—Gracias, señor —Ann sonrió y comenzó a comer la comida con urgencia, ya que estaba mortalmente hambrienta.

Su teléfono sonó desde su bolsillo, por lo que lo sacó, sonriendo al ver quién llamaba. —Hola, cariño —Marcos se dio la vuelta mostrándole la espalda a Ann cuando contestó.

—Estoy en casa, Marcos, ven a encontrarme abajo —la persona que llamó dijo antes de colgar.

—Oh, no —Marcos dijo y salió corriendo de la habitación sin dudar.