Las cadenas se aflojaron alrededor de su tobillo, golpeando el suelo con un traqueteo.
—¿Dónde has estado? —Su voz era fría y él le dedicó una sonrisa.
Era una vista escalofriante.
—Quedé atrapado en un bebé.
Bueno, esa era la excusa más tonta que había oído jamás.
¿Cómo pudo haber quedado atrapado en un bebé?
Sus manos se movían alrededor de su otro tobillo, quitando las cadenas.
Podía ver cómo sus músculos se contraían bajo su ropa de nuevo, un gemido bajo escapó de los labios del guardia, y en un instante, sus ojos se fijaron en ella de nuevo.
Alternando entre negro y el reptiliano que inmediatamente tomaba el control.
—Nuestras energías no coinciden. No puedo durar en este cuerpo.
Las cadenas alrededor de su otro tobillo cayeron y él se inclinó para deshacer la del cuello.
Ella se tensó, la distancia entre ellos pequeña mientras él trabajaba en el collar.