—Ha sido un día ajetreado —dijo ella mientras se levantaba y arrastraba el libro consigo.
—Él tarareó, sus pies lo llevaron hacia ella con un aura que parecía hesitación en los primeros pasos antes de que se desvaneciera por completo y se quitara la máscara, mostrando una sonrisa cansada en su rostro.
—Sus labios rozaron ligeramente su frente con un beso suave, que solo duró un segundo porque ella se apartó lo más rápido posible, tropezando para alejarse de él y así poder llegar a la puerta sin ningún obstáculo, ir a su estudio y continuar su misión ya.
—Había tanto que leer y tan poco tiempo, tantos lugares que el libro listaba. Solo podía visitar un lugar por noche con la magia de Alaris, así que necesitaría muchas monedas para viajar y aprovechar al máximo cada noche.