Belladonna casi pierde la cabeza cuando Alaris le dijo que el lugar al que los había llevado no era donde conseguirían el girasol sino el Pueblo de Nakunriver, la tierra del agua.
Era el sexto pueblo de Ignas, con más agua que tierra, tanto que las casas tenían que construirse sobre ella con fuertes cimientos de madera para mantenerlas a flote. Su transporte, su fuente de sustento, sus costumbres y muchas cosas más giraban en torno al agua que los rodeaba.
—Llévame donde pueda conseguir el girasol de Tánatos inmediatamente —exigió Belladonna, su enfado hacia él casi consumiéndola, mientras se paraba en la cubierta de madera del puente y miraba los botes y barcos en el mar, las luces de las linternas adjuntas a ellos, iluminando las aguas oscuras mientras la piel se le erizaba por el frío.
Por Ignas, debería haber llevado algo con mangas largas.