—Lo siento también. Te traje esto encima.
Él se rió, mirando la antorcha que había encendido con sus llamas, ardiendo lentamente, donde estaba colgada en la pared de la cueva. —Parece que me lo merecía.
No dijeron nada más, hasta que ella terminó de limpiar y estaba aplicando un ungüento en el corte.
—Mi madre solía hacer esto. —Suspiró con alivio, cerrando los ojos brevemente.
—¿La de este reino?
—Sí. —Hizo una pausa—. Ella era una canalizadora.
—¿Qué es un canalizador?
—Alguien que puede crear portales.
—Pensé que dijiste que era de este reino.
—No era exactamente de este reino.
—Oh. —Sus manos se detuvieron por un momento, luego comenzó a envolver las piezas de tela donde pudo.