La mano de Emily temblaba, casi dejando caer su teléfono al mar.
¡Él estaba realmente en el yate!
Emily se mordía el labio, insegura de cómo responder.
—¿Quieres verme? —llegó otro mensaje del Sr. Satanás.
Apresionando los dientes, Emily respondió con un simple "Sí" y pulsó enviar.
—Emily, ahora no.
Fue rechazada.
Pero Emily no estaba tan molesta. El Sr. Satanás ya la había advertido antes, ¿no? No quería encender las luces ni quitarse la máscara; todo se trataba de no revelarse.
—Lo siento, no debería haber venido. No lo haré otra vez —respondió ella.
—No hay necesidad de disculparte. Como dije, nunca necesitas pedirme disculpas. Emily, te prometo que, cuando sea el momento adecuado, te dejaré conocer al verdadero yo .
—Está bien.
Mientras la pantalla se oscurecía, Emily intentaba guardar su teléfono de nuevo en su bolso, pero apareció otro mensaje: "Hoy te veías hermosa."
Esas palabras parecían llevar un cálido y húmedo calor mientras penetraban sus oídos y su corazón.