54 Una Horquilla

Emily obedientemente dejó que él la llevara de la mano, con el rostro ligeramente sonrojado. —Me veo terrible, ¿verdad?

—No, no eres fea en absoluto —El Sr. Satanás la llevó a sentarse, rodeándola suavemente—. Emily, es mi culpa. No lo consideré adecuadamente. No debería haberte dejado enfrentar a ese hombre sola.

Emily se sintió un poco llorosa, no segura de por qué siempre se volvía tan frágil frente a él.

Hace apenas unos momentos, ella había sido fuerte en el coche de Jackson, pero una vez de vuelta en 2307, sintiendo su abrazo, no pudo evitar querer llorar.

—Tienes miedo, ¿verdad? —El Sr. Satanás acarició suavemente su largo cabello.

—Sí —asintió Emily—. Un poco.

—No tengas miedo, estoy aquí, ¿vale?