Sophia dudó.
La sonrisa de Emily hoy la hizo sentir incómoda.
Emily parecía un tigre acechando a su presa. Un momento sonreía, y al siguiente, podría saltar y despedazarla.
Emily era muy diferente a antes. La Emily de antes nunca habría mostrado tal expresión.
—No es necesario —rechazó Sophia—. Puedo maquillarme yo misma. No necesitas molestarte.
—¿Cómo puede ser eso? —Emily miró a los medios cercanos, insinuando sutilmente a Sophia—. Somos primas. Si no me dejas maquillarte, la gente podría pensar que hay una brecha entre nosotras.
Las palabras de Emily eran educadas, pero su significado era claro.
Ella era una maquilladora profesional, no una figura pública. La reputación no le importaba. ¡Pero Sophia había construido una imagen gentil de la Sra. Reed para los medios! Si chocaba públicamente con Emily, ¡ella sería la que perdería la cara!