Olivia no había decidido qué quería para almorzar, así que cambió de estrategia y decidió buscar el restaurante más caro.
Como empleada, sus gastos de almuerzo podían cargarse a la cuenta de la empresa. Eso significaba que podía gastar abiertamente el dinero de Allen Parker. ¡Era pura alegría!
Emily, estando embarazada, no podía comer mariscos, y la cocina francesa era demasiado grasosa para ellas, por lo que finalmente decidieron por un restaurante chino de alta gama que servía principalmente cocina cantonesa.
La comida cantonesa es ligera y nutritiva, lo que la hace perfecta para embarazadas.
Olivia ordenó varios platos caros y devolvió el menú al camarero. Sonrió y dijo:
—Emily, siempre deberías llevarme contigo cuando salgas a almorzar.
Emily asintió:
—Claro, pero creo que el almuerzo gratis en la empresa es bastante bueno y ahorra tiempo.
—¿Has estado muy ocupada últimamente? —preguntó Olivia.