—Mamá, no soporto esta humillación, ¡no puedo! —exclamó Sophia compungida.
De vuelta en el coche, Sophia se quitó enojada la bufanda que le había estado cubriendo la cabeza. En el espejo retrovisor, su rostro áspero se veía especialmente ridículo.
—Todavía hay paparazzis afuera. Baja la voz —le dijo Grace mirándola fijamente.
Grace había recogido a Herry de la escuela y luego se apresuró a donde Sophia. La situación era peor de lo que había anticipado.
Los paparazzis habían tomado bastantes fotos y grabado muchos videos, así que no les impidieron salir.
Grace condujo alrededor de algunos paparazzis que todavía los perseguían y tomó un atajo para salir del parque.
—Hermana, ¿qué te pasó en la cara? —preguntó Herry, con los ojos muy abiertos de sorpresa—. ¿Te embarraste de lodo?
—Cállate —gritó Sophia, ya furiosa.
—¿Por qué me gritas a mí? ¡Ni siquiera Papá me grita así! ¿Quién te crees que eres? —respondió Herry con su fuerte personalidad, también gritando.