El coche cayó en un silencio repentino.
Emily esperaba la respuesta del Sr. Satanás, pero esta vez él estaba inusualmente callado.
Todavía llevaba su máscara plateada, y Emily no podía ver su expresión.
¿Era su silencio una admisión, dolor o ira?
Ella esperaba que él refutara su suposición, demostrando que su sospecha era incorrecta.
Pero él no lo hizo.
Emily esbozó una sonrisa amarga y dijo —Pensé que no me convertiría en una mujer resentida, pero lo hice.
El Sr. Satanás bajó la vista, golpeteando sus dedos en el volante —¿Qué te contó Emma? Aparte de la situación de tu madre.
—Algo que ya sabía —sollozó Emily—. Sr. Satanás, quiero hacerte una pregunta, y quiero la verdad.
—En dos días —dijo el Sr. Satanás—, en dos días...
—En dos días, el tribunal finalizará la liquidación por bancarrota de la familia Reed. Nathan y Carol se quedarán sin nada —dijo Emily—. Así que tu objetivo inicial siempre fue la familia Reed, ¿verdad?