Esa noche fue la más repugnante que Sophia había experimentado en sus veinticinco años.
Por la mañana, cuando salió de la habitación, apenas podía mantenerse de pie.
Llamó a Grace —Mamá, ven a buscarme.
Grace escuchó la debilidad en su voz y, en lugar de preocuparse, se emocionó —¿Lo lograste?
—Sí... —Sophia apretó los dientes—. Mamá, he estado haciendo todo lo que me dijiste, tratando de complacer a Sam. Pero él es aterrador. No creo poder soportar mucho más. Tengo miedo de no resistir...
Grace sintió un golpe de simpatía —Sophia, no me culpes. Estoy haciendo esto por nuestro futuro. Emily ya es poderosa, y Logan es poco confiable. Necesitamos encontrar un apoyo fuerte rápidamente.
Sophia se apoyó contra la pared, su cuerpo entero dolorido y encorvado —Mamá, ¿puedes venir a buscarme...
—Que Chloe te recoja. Estoy ocupada con algo.
Sophia sintió una oleada de ira —¿Qué tienes que hacer? ¡Mamá, realmente me siento mal!