310 Hogar

Para casi las diez de la noche, el tráfico en la carretera se había despejado.

La hora pico de la mañana había terminado, con solo unos pocos peatones y vehículos pasando. El viaje fue tranquilo.

Emily giró la cabeza para mirar por la ventana, sintiendo una sensación de desapego, como si estuviera en otro mundo.

—¿En qué estás pensando? —preguntó Satanás, sujetando el volante con una mano y rozando su nariz con los dedos de la otra.

Emily frunció el ceño y apartó su mano. —Estaba pensando en lo eficiente que es Dylan. Deberías darle un aumento.

Satanás se rió. —Bien, si tú lo dices.

Emily volvió la mirada hacia él, su mirada fija en su rostro. —Encontrar estas fotos no fue fácil. Dylan logró reunirlas todas en una noche. Es realmente impresionante.

—No es tan difícil —dijo Satanás—. Los hombres de Sophia no son exactamente santos. Solo págales algo de dinero o usa algunas tácticas, y Dylan no tuvo que trabajar demasiado.