Emily se dio la vuelta y se fue.
Cuando regresó a la casa, vio a una multitud reunida en la puerta.
Había muchas caras conocidas entre ellos.
Justo cuando estaba a punto de acercarse, alguien le agarró suavemente del brazo. —Emily... ¿Eres tú en verdad? ¡Emily, finalmente has vuelto! —Emily sonrió y la saludó. —Hola. —La mujer que sostenía su mano era la misma que acababa de dejar a Sophia sin palabras.
La mujer se aferraba a su mano, hablando sin parar. —Es bueno que hayas vuelto. Justo ahora, Sophia intentó comprar algo y no pagó. Todos vimos su noticia. No deberías molestarte más con ella. Vive bien tu propia vida. Ella no vale la pena. —La voz de la mujer era fuerte, y muchas personas alrededor la escucharon.
Todos se acercaron para saludar a Emily.
Emily había estado ausente por cinco años.
Se había transformado de una ingenua joven de veintiún años a una mujer madura.