La mente de Jackson daba vueltas. Su mano temblaba incontrolablemente mientras sostenía el documento. —El bebé... ¿de verdad no tiene salvación? ¿No tiene solo siete meses? ¿No podríamos hacer una cesárea?
La enfermera suspiró, su voz teñida de pesar. —Si Emily hubiera llegado antes al hospital, podría haber habido una oportunidad. Pero cuando llegó, ya era demasiado tarde. No podemos detectar latido fetal, lo que significa que el corazón del bebé ya se detuvo...
Jackson sintió como si las palabras de la enfermera vinieran de un lugar distante, una sensación irreal lo abrumaba. La última vez que vio a Emily, era una madre con ilusiones y esperanza, anhelando con entusiasmo la llegada del bebé. Ahora, poco después, el bebé se había perdido y Emily estaba en el quirófano. ¿Qué había pasado...?
—¿Señor? ¿Señor? —La enfermera lo empujó. —Por favor, firme el documento rápidamente. El tiempo es esencial. El paciente necesita cirugía inmediata. No puede haber más retrasos.