Punto de vista de Catherine
Blake y yo fuimos al doctor. El doctor necesitaba tomar mi temperatura antes de hacer un diagnóstico.
Me apoyé en la cama y observé cómo la enfermera tomaba el termómetro, lo agitaba y me lo ponía en la boca.
Blake se quedó de pie y observaba.
La enfermera era experimentada. Pero cuando sentí el termómetro, el frío me hizo temblar un poco.
Al ver eso, Blake frunció el ceño.
Su rostro se tornó sombrío, lo que aterrorizó a la enfermera.
Después de unos minutos, el doctor nos dijo a Blake y a mí que había cogido un resfriado. Nos pidió que nos quedáramos aquí mientras él recetaba algo para mí. Luego se fue acompañado de la enfermera.
Me giré hacia Blake. —Estoy bien aquí. Ve al trabajo. Volveré en taxi más tarde.
—Saltaré la mañana. ¡Me quedaré contigo! —Blake tomó una silla y se sentó.
Me sorprendí. Tenía mucho en su plato, pero estaba dispuesto a pasar toda la mañana conmigo. Me conmovió mucho.