Punto de vista de Catherine
Alrededor de las cuatro de la tarde, escuché los pasos de los niños fuera, en el pasillo.
Había terminado dos trabajos y, cuando escuché sus voces, ya no tenía ánimos para seguir trabajando.
Abrí la puerta del dormitorio y los niños se quedaron un poco atónitos al verme.
—Mami —Hedwig parpadeó con sus grandes ojos. Luego dijo—. ¿Estás en casa?
—Mami, ¿estás enferma de nuevo? —Noah inmediatamente se acercó y preguntó preocupado.
—¿Ves? ¡Estoy bien! —Caminé rápidamente hacia él, me agaché y presioné mi frente contra la de Noah.
—Mami, ¿te despidieron? —Luego, Hedwig preguntó con curiosidad.
—Papá no se atreve a despedir a mami. ¡De lo contrario, lo despediremos a él! —Noah rodó los ojos hacia Hedwig.
—Noah, tú eres mi pequeño héroe. Nadie se atreve a molestarme porque tengo un buen hijo como tú. Cuento contigo, ¿entendido? —Sonreí.