Punto de vista de Catherine
Aunque intenté no mirarlo, todavía podía sentir el aura poderosa que emanaba de él, el Rey Licántropo.
—Papá, haz algo. Habla con mami. ¡No quiero que esté con otro hombre! —Hedwig no era tan inteligente y madura como Noah. Era solo una niña de cuatro años.
Blake seguía luciendo frío.
Se agachó frente a Hedwig y miró dentro de sus grandes, llorosos y preocupados ojos.
—Papá, ¿qué pasa? ¿Por qué no dices nada? ¿Ya no quieres a mami? —Hedwig se estaba poniendo ansiosa.
Noah también se acercó desde el sofá. No sonaba tan desesperado e indefenso como Hedwig. En cambio, estaba tranquilo. —Papá, tú y mami realmente van a separarse esta vez, ¿verdad?
Ante sus hijos, Blake no tuvo más remedio que asentir. —Sí. ¡Ambos tomamos una decisión!
—¡No! —gritó Hedwig—. No quiero que se separen. ¡No! Si se separan, yo... yo no comeré nada. ¡Me moriré de hambre!