—¿Vampiro? —pregunté, un escalofrío violento se apoderó de mí y me hizo arder la piel de un frío amargo.
—¿Estás bromeando, verdad? ¿No lo sabías? —Slate se rió, en realidad se rió, y se recostó hacia atrás, abrazándose a sí mismo—. Tienes que estar bromeando, Lena. En serio.
—No sé de qué hablas
—Eso es suficiente —vino una voz ronca por el corredor, seguida de pasos que resonaban.
Mi corazón se hundió al oír la voz de Maxwell Radcliff llenar mis oídos. La última vez que lo vi, le había golpeado en la cabeza con una linterna. —Necesita comer algo y descansar
—Solo estoy teniendo un poco de diversión —Slate refunfuñó mientras Maxwell se detenía a su lado. Maxwell lo empujó con la punta de su bota. Slate gimió, luego se puso de pie de un salto, frunciendo el ceño hacia mí mientras se metía las manos en los bolsillos—. Huele mal. También necesita un baño. Yo puedo hacerme cargo