Alice Knightsky

En la cama. Mi nuevo amo, el Alfa de Drogomor, ordenó.

Caminé hacia la cama, desnuda, avergonzada y llena de lágrimas.

Estaba a punto de perder mi virginidad, pero eso no significaba nada para el hombre que iba a arrebatármela.
***
Soy Rosalie, tengo 20 años, vendida al alfa más aterrador por mi propio padre.

Eres nada para mí más que una criadora. me dijo cruelmente.

Hace tiempo que sabía que mi amor por él era una ilusión y una estupidez. Sin embargo, era ingenua al pensar que esa era el final de la historia.

Una vez que nazca el bebé, me condenarán a muerte.
***
La gente pensó que estaba muerta, pero sobreviví.

Eres tú! Él agarró mi mano y sus ojos estaban llenos de emociones que no podía entender. Vuelve a mí, Rosalie.

Lo siento. Lo miré tranquilamente a los ojos, pero creo que te has equivocado de persona.

Vendida como Criadora del Rey Alfa

La comadrona me entregó una hoja brillante en blanco y negro con una sonrisa antes de girarse para salir de la sala de exámenes. Mamá estaba hablando con una enfermera en la esquina de la sala mientras yo me bajaba el suéter sobre el vientre y suspiraba, haciendo una mueca al esforzarme para sentarme.


Miré el papel con imágenes en mi regazo, mi garganta se apretaba dolorosamente mientras intentaba tragar.


Allí estaba, nuestra bebé. Apenas podía distinguir su cabeza y cuerpo en las imágenes borrosas y algo distorsionadas. Estaba de cuatro meses y, según había dicho la comadrona, todo iba bien. No parecía haber nada mal.


Capítulo 111: Breles ha caído