Alice Knightsky

En la cama. Mi nuevo amo, el Alfa de Drogomor, ordenó.

Caminé hacia la cama, desnuda, avergonzada y llena de lágrimas.

Estaba a punto de perder mi virginidad, pero eso no significaba nada para el hombre que iba a arrebatármela.
***
Soy Rosalie, tengo 20 años, vendida al alfa más aterrador por mi propio padre.

Eres nada para mí más que una criadora. me dijo cruelmente.

Hace tiempo que sabía que mi amor por él era una ilusión y una estupidez. Sin embargo, era ingenua al pensar que esa era el final de la historia.

Una vez que nazca el bebé, me condenarán a muerte.
***
La gente pensó que estaba muerta, pero sobreviví.

Eres tú! Él agarró mi mano y sus ojos estaban llenos de emociones que no podía entender. Vuelve a mí, Rosalie.

Lo siento. Lo miré tranquilamente a los ojos, pero creo que te has equivocado de persona.

Vendida como Criadora del Rey Alfa

Lancé un golpe furioso en la oscuridad, mi puño cerrado encontrando el lado de la mandíbula de alguien. Mis nudillos crujieron contra el hueso, mi piel se partió con el impacto. Rugí de furia, miedo y dolor.


No podía ver nada. ¿Por qué no podía ver nada? Alguien me estaba sujetando, voces estallando cerca, por todos lados.


—¡Pínchalo con esa aguja y será lo último que hagas!


La voz de Adrian resonó en mis oídos y jadeé, luchando contra quienquiera o lo que fuera que me estuviera sujetando.


—No puedo ver —rasgué, moviendo mi cabeza de lado a lado—. ¡Adrian!


—Estoy aquí, Alfa —sentí el agarre de Adrian en mi antebrazo y momentáneamente me relajé antes de que la realidad volviera a mí, quitándome el aliento.


Me debatí contra lo que parecían ser varias personas sujetándome, las voces a mi alrededor ahora gritando en desesperación por ser escuchadas.


Capítulo 121 : La Marca ha Desaparecido