Mila
Mi cabeza palpitaba. Se sentía hinchada y enorme. Era tan pesada, que no podía levantarla. Fue entonces cuando me di cuenta de que estaba acostada.
—Si no, enviaré a alguien tras él —una voz repentina resonó a mi alrededor.
Era él de nuevo. Era la voz con la que había estado soñando, la voz que me había mantenido en tierra... Soren.
Él me sacó de la oscuridad. Empecé a volver en mí y a mi cuerpo. Mi mente oscilaba entre la inconsciencia y la vigilia. Iba y venía entre estar consciente y no estarlo.
Era como si formara parte de dos mundos, el mundo de los vivos y el mundo de los muertos.
¿Alguna vez sería capaz de despertar? ¿Vería la luz del día otra vez y sería libre de este sueño interminable?
Estaba atrapada en una prisión. Una prisión creada por mi propia mente y cuerpo. Ni siquiera sabía si era real o parte del sueño. A pesar de ello, me aferraba a esa voz esperando que me devolviera completamente a la realidad.