Capítulo 60: Un Momento de Alivio

*Soren*

Estaba tendido en la cama, sosteniendo mi cabeza con el brazo. Mila retiró mi vendaje y observé sus movimientos mientras desenrollaba la venda.

Un pequeño ceño fruncido hizo que sus labios se curvaran hacia abajo mientras examinaba la pierna.

—Soren, han pasado tres días. Tus heridas no están sanando. ¿Por qué será eso? —preguntó Mila.

Eros me había dado ese emplasto de hedor pútrido hace tres días y la hemorragia se había detenido. Las heridas no habían formado costra ni empezado a curar. Mila las revisaba todos los días y cada vez que ese pequeño ceño tocaba sus labios, sabía lo que pasaba por su mente.

Suspirando, me encogí de hombros y la empujé con la pierna. —Tal vez es que ya me estoy haciendo viejo.

Mila revoleó los ojos. —Deja de hacer como que no es nada. Esto no es nada... ¿no te preocupa en absoluto?

—Claro que sí —dije, encogiéndome de hombros otra vez.

Mila entrecerró los ojos. —¿Por qué no te creo?