—¿Es así como terminaron siendo esclavos? —pregunté, frunciendo el ceño.
—No. En realidad, aunque no parezca, somos los afortunados —dijo Frederic con desdén.
Le pasé unos pañuelos y él los usó para limpiar las peores cortaduras en la cara de Murray. Murray aún estaba un poco aturdido. Debió haber recibido un golpe en la cabeza.
Soren le ayudó a sentarse e hizo una señal a Payne.
—¿Puedes encontrarnos algunos suministros médicos? Solo lo básico para poder curarlos —preguntó.
—Sí, jefe —aceptó Payne con un asentimiento. Agarró a Ashley y los dos se fueron.
—¿Pueden contarnos qué pasó? —pregunté a Frederic.
Él gruñó y cerró su puño, golpeando el aire. —¡Todo esto se podría haber evitado!
—Cálmate —espetó Soren, colocándose delante de mí para protegerme en caso de que Frederic perdiera el control.
No pensé que lo fuera a hacer, pero sabía cuán protector podía llegar a ser Soren.