*Mila*
Unos labios cálidos se apoyaron en mi mejilla, sacándome de mis sueños. Mis ojos se abrieron lentamente y miré hacia el rostro sonriente de Soren.
—Buenos días, dormilona.
Dejó a un lado su periódico, enroscó un brazo debajo de mi cuello, se inclinó y me besó. Su aliento tenía un leve toque de café fresco.
Nunca me había gustado mucho el café. Especialmente ahora, estando embarazada. Pero me gustaba ese aroma en su aliento. Aunque, claro, él siempre olía increíble.
Levanté una mano y acaricié el rostro de Soren, un destello brillante captando mi atención. Al retirar la mano, vi el anillo en mi dedo, y una sonrisa apareció en mis labios.
Habían pasado tres días desde que Soren me propuso matrimonio, ¡y todavía tenía que convencerme de que no era solo mi imaginación!
—Es realmente genial verte sonreír tan temprano por la mañana —comentó Soren, captando de nuevo mi atención.