Nos pusimos en marcha en la última parte de nuestro viaje antes de que el sol hubiera salido por el horizonte. Brandt y Arquero estaban animados, y era evidente que la tensión causada por caminar a través de un bosque lleno de brujas come-hombres y lo que fuera que se escondiera en sus profundidades se había disipado.
Jared y yo habíamos permanecido en el acantilado durante horas, pero apenas habíamos hablado. Agradecía el silencio, demasiado atrapada en mi propia mente como para siquiera pensar en el Criptex o en la maldición que Jared había explicado de alguna manera, aunque no en detalle.
También estaba aturdida por el simple hecho de estar sentada junto a Jared, lo cual era ridículo. Tener una conversación suave y abierta con él había sido un primer momento. No habíamos discutido, ni una sola vez, durante nuestro tiempo de vigilancia. Eso me había dejado aún más confundida acerca de mis sentimientos que después de nuestra acalorada disputa en su estudio.