Mirando sus ojos claros y tolerantes, Charlie se sintió conmovido, pero esa sensibilidad no era suficiente para influir en su ambición.
Como alguien que sobrevivió todo tipo de torturas de su madre mentalmente enferma, era profundamente consciente de la importancia del poder.
Solo al aferrarse al poder podría conseguir todo lo que quería, incluidas las mujeres.
—Dije que no fui yo. Es solo que podría saber dónde está ella —dijo con una cara indiferente.
La mente de Yvette estaba hecha un lío ahora, y no podía determinar quién estaba involucrado en este asunto. Solo quería encontrar a Isabel.
—Dime...
—Por favor. Dime —sus ojos claros se llenaron de lágrimas.
La comisura de los labios de Charlie se torció ligeramente. —¿Me estás suplicando? Parece que tu sinceridad no es suficiente...
¡Plop!
Yvette se arrodilló en el suelo sin dudarlo.
—Lo sé. Es toda mi culpa. No debería haberte ofendido. Por favor...